Una buena razón para no conducir bajo los efectos del alcohol

¿Qué efectos tiene sobre el seguro la conducción bajo los efectos del alcohol?

Recientemente me he encontrado con dos asuntos que me han hecho reflexionar sobre este tema.

Muy poca gente sabe cuáles pueden ser las consecuencias de tener un accidente de tráfico estando bajo los efectos del alcohol.

Todos los conductores saben que si dan positivo en un control de alcoholemia serán sancionados con una multa y retirada de puntos del carnet de conducir. Unos cuantos saben que si superan ciertos límites en el positivo serán condenados por un delito de conducción bajo los efectos del alcohol, sin embargo muy pocos se habrán planteado qué sucedería si tuvieran un accidente conduciendo bajo los efectos del alcohol. Pues bien, en esos casos, el seguro en un primer momento indemnizará los daños personales y materiales sufridos por terceros y, posteriormente, se los reclamará al conductor e incluso al propietario del vehículo, en el caso de que fueran personas diferentes.

Un golpe con otro vehículo, aunque fuera leve, puede suponer una indemnización por daños que haga parecer ridículas las sanciones en forma de multa que nos puedan poner en un control de alcoholemia. Un golpe en el que además haya que lamentar daños personales puede suponer con facilidad la ruina económica del conductor y del propietario del vehículo.

Cuando un joven que sale por la noche y tiene un accidente con el coche de sus padres habiendo bebido, o un adulto bebe en una cena de empresa o de amigos y tiene un accidente, corren un riesgo que difícilmente imaginan. Mantener el control o creer que lo mantienen, a pesar de haber bebido, no será de gran ayuda, ya que, evidentemente, una vez se da positivo tras el accidente, muy difícilmente se podrá defender esa postura.

Por lo tanto, una buena razón para no conducir habiendo bebido alcohol por encima de los límites legales sería la de evitar las posibles consecuencias que tendría si, por desgracia, sufriera un accidente, una razón, desde mi punto de vista, mucho más poderosa que la del temor a encontrarnos con un control de alcoholemia.